
A continuación, se describen las principales oleadas migratorias de los hiperbóreos:
1. Primera oleada (>100.000 años atrás, interglaciar Eemiense)
Los hiperbóreos habitaban en el extremo norte, en un continente o gran isla hoy cubierta por el hielo. Durante el interglaciar Eemiense, Groenlandia y el Ártico eran verdes y templados, lo que permitió la expansión hacia Eurasia. Esta oleada se asocia con la transmisión de los primeros saberes astronómicos y el culto al “Sol eterno”.
2. Oleada proto-hiperbórea (40.000 – 25.000 a.C., antes del Último Máximo Glacial)
Grupos hiperbóreos aprovecharon los corredores de tundra y estepa entre Siberia y Beringia antes de que quedaran cubiertos por los glaciares. Algunos se proyectaron hacia América del Norte, asentándose en regiones del norte y dejando huellas culturales en mitologías de pueblos originarios que recuerdan ancestros venidos “del lugar donde el sol no se oculta”.
3. Segunda oleada (después del 10.000 a.C., fin de la última glaciación)
Tras el cataclismo que hundió parte del norte, los hiperbóreos migraron hacia el sur. Sus huellas se hallan en Escandinavia, Karelia, Siberia y el Cáucaso. También realizaron incursiones hacia el Mediterráneo; en Grecia se les recuerda como un pueblo misterioso que enviaba ofrendas a Apolo en Delfos, influyendo en megalitos europeos, calendarios astronómicos y cultos solares.
4. Tercera oleada (~10.000 a.C., migración hacia América)
Tras el deshielo, otra migración siguió rutas árticas y el estrecho de Bering. Usando canoas de piel o trineos sobre hielo y nieve, los grupos viajaron por costas, ríos y fiordos. Entre los nativos americanos persisten relatos de ancestros que vinieron “del norte donde el sol nunca se pone”.
5. Cuarta oleada (10.000 – 7.000 a.C., difusión espiritual y simbólica)
Más allá de las migraciones físicas, esta etapa simboliza la transmisión de símbolos, cultos solares y conocimientos ancestrales. La idea central fue el norte como centro sagrado del mundo, un legado que se reflejó en culturas de Europa, Asia y América, incluyendo influencias tempranas en el Mediterráneo.
6. Quinta oleada (10.000 – 5.000 a.C., expansión hacia el Mediterráneo y Asia Central)
Los movimientos de esta etapa consolidaron la presencia cultural hiperbórea en regiones templadas del sur y este. Estas migraciones reforzaron la transmisión de tradiciones y símbolos en el Mediterráneo, integrándose con sociedades neolíticas emergentes y mitologías locales.
7. Sexta oleada o tardía (5.000 – 2.000 a.C.)
Hipotéticas migraciones hacia regiones más templadas, integrándose con culturas neolíticas y protoindoeuropeas. Se observan conexiones con el surgimiento de sociedades megalíticas como Stonehenge y Carnac, así como con tradiciones chamánicas del norte. La memoria de estos pueblos se conserva difusa en mitologías griegas, célticas y escandinavas.