Los Mapas de la Atlántida según William Scott-Elliot

Los mapas trazados por William Scott-Elliot en Historia de los Atlantes (1896) constituyen uno de los intentos más ambiciosos de representar visualmente la mítica civilización descrita por la Teosofía. Basados en la información recibida por Charles Leadbeater a través de la “clarividencia astral”, estos cuatro mapas no solo buscan ubicar la Atlántida en el Atlántico, sino también mostrar su evolución a lo largo de cientos de miles de años.

Cada plano refleja una etapa distinta: desde la vasta extensión continental que unía territorios entre África, Europa y América, hasta su progresiva fragmentación en grandes islas, que acabarían reduciéndose a los últimos vestigios como Poseidonis antes de desaparecer bajo las aguas. 

En este sentido, los mapas de Scott-Elliot no deben verse como documentos científicos, sino como una cartografía esotérica destinada a dar forma a la historia perdida de los atlantes.

Más allá de su exactitud, estas representaciones gráficas ofrecen una ventana al pensamiento teosófico de finales del siglo XIX y a la manera en que se concebía el vínculo entre mito, historia y geografía sagrada. Son, en definitiva, un testimonio visual de cómo la tradición esotérica buscaba reconstruir el pasado oculto de la humanidad.

LOS MAPAS

Primer mapa: La Atlántida primitiva

Scott-Elliot representa la Atlántida como un continente inmenso que se extendía por gran parte del Atlántico, conectando regiones hoy separadas entre África, Europa y América. Según el relato teosófico, era la cuna de los primeros pueblos atlantes, con climas templados y fértiles, donde florecieron sus primeras culturas.

Segundo mapa: La Atlántida en su apogeo

El continente aparece consolidado, con una gran isla central rodeada de territorios anexos. Es la época de esplendor atlante, caracterizada por ciudades monumentales, navegación avanzada y un dominio profundo de energías ocultas. Aquí, la civilización alcanza su máxima influencia sobre el mundo.

Tercer mapa: Fragmentación del continente

Las primeras catástrofes naturales rompen la unidad de la Atlántida, dividiéndola en grandes islas. Este proceso marca el inicio de la decadencia de su pueblo, que, a pesar de conservar su poder, comienza a caer en excesos de corrupción moral y abuso de sus fuerzas psíquicas y tecnológicas.

Cuarto mapa: El hundimiento final

La última representación muestra un puñado de islas, siendo Poseidonis la más destacada, superviviente hasta alrededor del 9.600 a.C. Su desaparición definitiva bajo las aguas daría origen a los relatos de Platón y a las múltiples tradiciones de diluvios y tierras sumergidas en mitologías de todo el mundo.